lunes, 21 de noviembre de 2011

Gonzalito y el Canal de Panamá

Gonzalito y el Canal de Panamá
Por Francisco Mundo
Gonzalito era el hijo único de Don Gonzalo Somellera y de Anastasia Lunaflores.  Ingeniero civil su padre especializado en obras de excavación a cielo abierto con una amplia experiencia en obras civiles en algunos países.  Su madre era bióloga marina especializada en la investigación de plantas potencialmente comestibles para el consumo humano y en la conservación de arrecifes de coral.  Gonzalo, que le decían por costumbre Gonzalito, era de baja estatura, güerito de ojos claros medio azulados y de cabellos castaños muy claros, con lentes de cristal grueso y muy parlanchin, sociable e inquieto, muy hábil para las matemáticas, la biología y geografía aunque sacaba bajas calificaciones en civismo e historia.
Aunque su apariencia era de un nerd, con su cabello rebelde muy lacio siempre despeinado con una ligera raya en medio, casi siempre traía un lado la camisa del uniforme fuera del pantalón; era muy accesible a los juegos y las relaciones de camaradas con sus compañeros, se acercaba también a las buenas relaciones con sus compañeras y a pesar de que no lo consideraban precisamente un niño guapo, era muy bien recibido por ellas por su trato cordial y de conversación chistosa y ocurrente. Sin excepción, cada vez que se juntaba con ellas un momento en el recreo, las llevaba al éxtasis de la carcajada.
La maestra le tenía en buen concepto por su perspicacia e inteligencia unida a su sentido común y deductivo, no se portaba mal a pesar de ser muy inquieto y tenía en clase siempre participación y voz viva.  Con todo y su inteligencia, era un poco receloso a la hora de hacer honores a la bandera y a las normas protocolarias de comportamiento riguroso, seguramente por su carácter libre y espontáneo, propositivo y alternativo, nada conformista y sugerente de nuevas ideas que chocaban con la ortodoxia hasta de la misma maestra.
A propuesta de Gonzalito, la maestra dejó que la clase de Geografía la expusiera e impartiera él, no ella.  Aunque no consideraba que su clase ahora por exponer fuera del todo completa y buena, le dejó realizar esa iniciativa para que sirviera de ejemplo a sus compañeros.  Ella pensaba que en la pedagogía y la impartición de la enseñanza, no había caminos ya terminados ni todos conocidos, y que hasta un niño de su edad podía, con ese entusiasmo, lograr  cosas buenas.
De tal manera que después del recreo, la maestra les dijo:
-          “Bien niños, ahora que ya jugaron y se divirtieron, vamos a sentarnos todos y escuchar a su compañerito Gonzalito que ha preparado el tema de la clase de Geografía que es sobre El Canal de Panamá.”
Dicho eso la maestra se encaminó a sentarse en el lugar de Gonzalito quien muy propio de su exposición se metió la camisa dentro del pantalón, se arregló con sus manos cuanto pudo su cabello, tomó varios rollos de carteles bajo el brazo y una regla de metro con la otra mano y se dirigió muy formal al pizarrón.  Desde ahí le hizo una seña al gordito Rodolfito para que le ayudara con los carteles y le dio indicaciones en voz baja para que pegara con cinta tres de ellos en el orden indicado. Con un tono de voz muy impostado a grueso, con una actitud nunca vista en él  llena de formalidad y seriedad, dio inicio a su exposición:
-          “Ahora compañeros, tendré la oportunidad  de exponer para Ustedes la clase de Geografía, que como mencionó la Maestra, es sobre El Canal de Panamá…”
Tomó su regla y caminó sobre el estrado junto al pizarrón donde estaba desplegado el primer cartel con un mapa de centro América.
-          “Panamá es un país soberano de América, ubicado en el extremo sureste de América Central. Su nombre oficial es República de Panamá y su capital es la ciudad de Panamá. Limita al Norte con el mar Caribe, al Sur con el océano Pacífico, al Este con Colombia y al Oeste con Costa Rica.  Tiene una extensión de 75.517 km². Localizado en el istmo que une a Sudamérica con América Central, su territorio montañoso solamente es interrumpido por el canal de Panamá. Su población es de 3.405.813 habitantes, según datos del censo de 2010.  Su condición de país de tránsito lo convirtió tempranamente en un punto de encuentro de culturas provenientes de todo el mundo. El país es el escenario geográfico del canal de Panamá, obra que facilita la comunicación entre las costas de los océanos Atlántico y Pacífico y que influye significativamente en el comercio mundial. Por su posición geográfica actualmente ofrece al mundo una amplia plataforma de servicios marítimos, comerciales, inmobiliarios y financieros, entre ellos la Zona Libre de Colón, la zona franca más grande del continente y la segunda del mundo”.
Gonzalito dijo todo de corrido pero sin prisas, a velocidad moderada imitando con mucho a la forma de hablar de su maestra pero con un toque personal indiscutible.  Hizo una pausa para ver a los ojos a sus compañeros solo para asegurarse que tenía su atención.  Apuntó entonces con su regla a una foto tamaño cartel de gente panameña y dijo:
-          “Con una población ligeramente superior a los tres millones de habitantes, tiene una posición privilegiada en varias clasificaciones de crecimiento y desarrollo de América Latina, como el índice de desarrollo humano 2011, primer puesto en América Central y sexto en América Latina… El país está catalogado en términos absolutos, es decir, sin tener en cuenta la distribución de la riqueza, como de ingresos económicos mediano-altos…”
Sus compañeros estaban con una cara de incredulidad que Gonzalito estuviera en una actitud tan seria pues por lo general era muy burlón y sarcástico de muchas cosas, pero sus compañeras estaban con una cara de asombro y admiración por tan destacado y sorprendente inicio de su clase, hasta se podría decir que algunas niñas lo veían como que más guapo…
-          “El canal de Panamá es una vía de navegación interoceánica entre el mar Caribe y el océano Pacífico que atraviesa el istmo de Panamá en su punto más estrecho.  Desde que fue inaugurado el 15 de agosto de 1914, ha tenido un efecto de amplias proporciones al acortar tiempo y distancia de comunicación marítima, dinamizando el intercambio comercial y económico al proporcionar una vía de tránsito corta y relativamente barata entre los dos océanos, influyendo decisivamente en los patrones del comercio mundial…”
De repente la niña Yoyis, levanta la mano en medio del silencio sepulcral del salón… y Gonzalito, sin esperar a que la maestra interviniera o diera su anuencia o indicaciones, toma él la iniciativa y con más formalidad mira a su compañera y le dice:
-          “Si Yoyis, ¿Tienes alguna pregunta?”
-          “Y por qué hicieron el canal en Panamá? ¿A quién se le ocurrió que podían hacerlo ahí? ¿Tiene mucho que lo idearon?
-          “Con todo gusto contesto a tu pregunta: mira, “La ubicación estratégica del istmo de Panamá y la corta distancia entre los océanos dio lugar a varios intentos a lo largo de los siglos para crear una ruta a través del istmo. Si bien la mayoría de los primeros proyectos consistían en una ruta terrestre que conectaba los puertos.  La idea de construir el canal de Panamá volvió en el siglo XVI, después del reconocimiento llevado a cabo por Colón y Hernán Cortés.  José de Acosta escribió en 1590 un informe sobre la dificultad de unir los dos océanos como querían algunos navegantes y exploradores españoles: «Algunas personas han hablado de excavar este terreno de seis leguas y unir un mar con el otro... Eso sería inundar la tierra porque un mar está más bajo que el otro».  La idea del canal permaneció en suspenso durante un tiempo para no reaparecer hasta principios del siglo XIX, después del viaje del naturalista prusiano, el barón Alexander von Humboldt, que preparó un proyecto de excavación del istmo entre el Chagres y Panamá. El ingeniero Fernando de Lesseps presentó, diez años más tarde, su proyecto de excavación del Canal de Panamá.”
-          “ah… bien, gracias Gon-za-litooo…” contestó la Yoyis con una cara de medio enamoramiento y admiración por su compañerito.
-          “ingleses, españoles, portugueses y franceses han hecho a través de la historia, intentos de hacer viable una ruta, tanto terrestre como marítima, para llegar de un océano a otro, incluyendo las vías que los aborígenes hacían desde antes de la llegada de los españoles, pero deben de entender (y miró medio inquisidoramente pero al mismo tiempo cortésmente a todo el salón incluyendo a la maestra) que las ideas de exploración y aprovechamiento de la geografía pueden existir mucho antes de llevarlas a cabo, pero es necesaria la tecnología para realizarlas tangiblemente, de tal manera que fue hasta que los norteamericanos contaron con las maquinas y estrategias necesarias para hacer del canal una realidad…”
Gonzalito rápidamente puso entonces un gesto común para decirle en voz baja a Rodolfito que le ayudara pronto a poner el resto de los mapas e ilustraciones, a lo que el gordito obedeció como de rayo… una vez puestos Gonzalito volvió a su actitud de maestro formal y continuó:
-          “La nueva república de Panamá, representada por Bunau-Varilla, concede a EE.UU. los derechos a perpetuidad del canal y una amplia zona de 8 kilómetros a cada lado del mismo a cambio de una suma de 10 millones de dólares y una renta anual de 250 000 dólares.  El Tratado Hay-Bunau-Varilla, sin embargo, es muy contestado en las décadas siguientes. Panamá desea recuperar el control de la Zona del Canal. Las negociaciones se iniciaron en 1970 entre el gobierno de los EE.UU. y las autoridades panameñas. El 7 de septiembre de 1977 el Presidente Jimmy Carter y el Jefe de Gobierno de Panamá Omar Torrijos firmaron el Tratado Torrijos-Carter, que devuelve a Panamá el control completo del canal el 31 de diciembre de 1999.”
-          “Y quien entonces es el dueño o administrador del Canal?”
pregunta sin levantar la mano nuevamente Yoyis, a lo cual la maestra iba a reclamar que para preguntar siempre se debe de levantar la mano y hacer la pregunta hasta que se le conceda la palabra, pero solo lo pensó, porque Gonzalito raudo y veloz y sin perder la cortesía contestó gentilmente la pregunta dejando con la boca abierta a la maestra que no tuvo oportunidad de articular la primera palabra, como dándole a entender que él era quien tenía la voz cantante en su exposición…
-          “La República de Panamá asumió la responsabilidad total por la administración, funcionamiento y mantenimiento del canal de Panamá al mediodía del 31 de diciembre de 1999. La entidad gubernamental, denominada la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), creada por la Constitución Política de la República de Panamá y organizada por la Ley 19 del 11 de junio de 1997 es la responsable de la administración del canal.  Según la constitución de Panamá el canal constituye un patrimonio inalienable de la nación, por lo cual no puede ser vendido, ni cedido, ni hipotecado, ni de ningún otro modo gravado o enajenado. El régimen jurídico que se estableció para la ACP tiene como objetivo fundamental el preservar las condiciones de funcionamiento del canal de Panamá.”
El salón entero estaba en completo silencio, incluyendo a la boquiabierta maestra.  Gonzalito, sabiendo que ese era su resultado, dio unos pasos del pizarrón al escritorio de la maestra que ahora consideraba casi suyo, puso la regla sobre éste y acomodándose sus anteojos miro seriamente a todos y dijo:
-          “La ACP, de acuerdo a mis informaciones, tendrá en este año fiscal de 2012, que inicia el 1º de Octubre de 2011, un presupuesto record de dos mil 398 millones de dólares, con un incremento de 292 millones más que el ejercicio anterior, además, la ACP ha declarado que se proyecta el tránsito de 320 millones  de toneladas de carga además de la construcción del primer puente en el sector atlántico a manos del consorcio China communications Construction Company / Louis Berger Group,  que debe estar culminado en 2014.  Para terminar mi exposición debo comentarles que todos los datos han sido obtenidos con la colaboración de mi Papá, aunque no ha participado en la elaboración de la exposición misma, de la revista Construcción latinoamericana número 7 de Septiembre de 2011 y de la fuente Wikipedia de la WEB tanto en la opción Panamá como de El Canal de Panamá, muchas gracias.”
Todos le aplaudieron a Gonzalito. La maestra también.  El alumno, serio aun, bajó del escaño de la maestra y caminó entre los pupitres de sus compañeros recibiendo los aplausos sin pretensiones ni poses, solo sonriendo y volviendo a su gesto  de picardía de todos los días.  Las niñas quizá ponían cara como de querer darle besos y abrazos.  La maestra se levantó del lugar del sorprendente alumno y ya en su escritorio y con su autoridad recobrada dijo:
-          “Bueno mis queridos alumnos, creo que aprendimos cosas muy interesantes del Canal de Panamá, debemos de agradecerle a Gonzalito su magnífica exposición, también aprendí cosas nuevas y vamos todos a ver su ejemplo para aprender cosas nuevas.  A partir de ahora dejaré que el alumno que lo deseé, podrá exponer la clase que haya investigado.  Los maestros debemos también aprender de nuestros alumnos.”
Y todos otra vez le dieron un aplauso a Gonzalito solo interrumpido por el toque que marcaba la salida de clases de ese panameño día.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

“Ahí es donde está el dinero!”

“Ahí es donde está el dinero!”
Por Francisco Mundo
A propósito de un artículo de Leila Macor “Cómo superar una prueba de estrés”
Algunos norteamericanos suelen tener la fina costumbre de poner trampas a quienes visitan su país.  Una de esas trampas se llama estadios, donde se ve un partido de beisbol con un “exquisito mugriento hotdog”.  Pero para mujeres despistadas que no llegan a recordar ni siquiera donde dejaron su automóvil, un estacionamiento de estadio es un lugar perfecto para perderlo entre tanto cajón para los autos visitantes.  Una mujer despistada no es una pecadora, no es tampoco delictiva, es solo una diferencia que coquetea mucho con la genialidad no reconocida.  Una mujer que recuerda todo el tiempo dónde deja las llaves, que cuentas tiene que pagar con fechas precisas, la que recuerda el número de su seguro social con toda exactitud y sin titubear, la fecha de cumpleaños de todas sus amigas, quien recuerda en que número de cajón del estacionamiento dejó el auto, en cual parte del inmenso estadio se quedó su auto sin perderlo, no digamos que sea una mujer de virtudes, solo que tiene mucha atención, detalle y espacio sin usar en su cerebro para acordarse de cosas como esa, y las que no lo hacen simplemente se encargan de otras ocupaciones quizá más trascendentes…
Leila dice que “A la gente que no se pierde le es imposible entender que perderse consiste precisamente en que nada resulte familiar”, y si, quienes se acuerdan de todo en los lugares o estadios deportivos a los que van, les parece una desventaja o incapacidad como de minusválidos o discapacitados que no tengan la memoria ni la atención suficiente para acordarse de toda parte cuando dejan su auto en el estacionamiento, como si la norma oficial fuera pensar y decirse a sí misma: “Debo recordar que dejé el auto frente al árbol con 579 ramas color marrón, a un lado de la caseta telefónica y junto a un chevrolet modelo 72”, cuando en cambio está pensando quizá en su siguiente artículo periodístico: no fijarse en detalles no es una minusvalía, es solo ocupar el cerebro en cosas diferentes, aunque el auto no se encuentre a la salida. ¿Entonces qué es lo que resulta familiar? Quizá lo más valioso que son los propios pensamientos.  Quizá las mujeres que los rememoran con frecuencia sean más sensitivas a las evocaciones.
Uno de los resultados a esa genialidad no reconocida por parte de la gente es obviamente la impaciencia, la intolerancia, la recriminación.  Leila hizo muy bien en obedecer a sus amigos cuando le pidieron abandonar la búsqueda del auto y mejor que ella sola lo buscara después.  Las intolerancias obtusas generalmente es mejor pasarlas solas, no con jueces espontáneos.
Pero las trampas no terminan ahí.  Quizá hayan construido estacionamientos para que ciertas mujeres lleguen a perder el auto y luego en las calles de una ciudad como LA se encuentre a un tipo que le ofrezca una prueba gratuita para ubicar su nivel de estrés.  Ciudades como esa es fácil que la gente tengas sus niveles elevados, así que el mercado de pacientes potenciales es una estrategia con mucha posibilidad de éxito, pues después de que comprueben que el estrés existe, les puedan vender el remedio con sus técnicas y costos elevados.
Quizá esa sea una muestra de la táctica de una religión comercial como la cienciología. Esta es un sistema de creencias y enseñanzas cuyo fundador, como dice Leila, fue L. Ron Hubbard inicialmente propuesta como una filosofía laica en 1952 pero al año siguiente promulgada como una “filosofía religiosa aplicada”.  La cienciología es considerada como una organización espiritual con objetivo económico, que ofrece cursos de mejoramiento personal y autoayuda a precios generalmente altos para personas que precisamente puedan pagarlos.  A quien no puede hacerlo, les ponen una trampa: son invitadas a formar parte del personal de la organización, donde se les entregan los cursos de manera gratuita a cambio de trabajo y la firma de un contrato que indica que si desean retirarse como parte del personal de la cienciología, deberán pagar el valor de los cursos que tomaron de manera gratuita o serán desterrados de la organización.
En Francia es considerada secta absoluta y se le ha negado el estatus de religión. En Bélgica se la considera una organización potencialmente peligrosa, investigada por las autoridades y los tribunales. Los tribunales de Suiza han dictado varias sentencias que niegan su carácter de religión y la califican como meramente comercial. En España, el Tribunal Supremo rechazó su derecho a inscribirse en el Registro de Entidades Religiosas.  La Iglesia de la Cienciología ha gastado grandes cantidades de tiempo, esfuerzo y recursos en una ambiciosa campaña de relaciones públicas para proclamar al mundo que la cienciología es una religión genuina.  Sin embargo, el saldo de su historia desde 1952 ha sido de pleitos, juicios, altibajos y comercialización, inestabilidades internacionales y aceptaciones parciales.
Según la doctrina de la cienciología, Xenu (llamado también Xemu) era el dictador de la Confederación Galáctica, que hace 75 millones de años trajo miles de millones de personas a la Tierra en naves espaciales parecidas a aviones DC-8. Después los desembarcó alrededor de volcanes y los aniquiló con bombas de hidrógeno. Sus almas se juntaron en grupos y se pegaron a los cuerpos de los vivos, y aún siguen creando caos y estragos.  Los cienciólogos llaman a esto "El Incidente II", y las memorias traumáticas se asocian a éstos como la "Pared de Fuego" o "La implantación de R6". La historia de Xenu es una pequeña parte de la gran gama de creencias de la cienciología sobre civilizaciones extraterrestres y sus intervenciones en acontecimientos terrenales, en conjunto descritos como una obra de ciencia ficción sobre los viajes en el espacio por L. Ron Hubbard, quien a lo mejor no supo donde dejó (como Leila su coche) su papel de escritor de ficción y dónde iniciaba el de sacerdote religioso.
Actualmente la cienciología incluye centros de tratamiento contra la drogadicción (Narconon), programas de rehabilitación de delincuentes (Criminon), actividades para reformar el campo de la salud mental (Comisión de Ciudadanos para los Derechos Humanos), proyectos para implantar métodos educativos factibles y efectivos en las escuelas (Applied Scholastics), una campaña para devolver los valores morales a la vida (The Way to Happiness), una organización para educar y ayudar a los negocios a triunfar (World Institute of Scientology Enterprises o WISE) y una cruzada dirigida a los líderes mundiales así como al público en general para poner en práctica el documento de la ONU de 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos.  También se coloca en las calles de Hollywood para darles prueba de estrés a mujeres que no saben donde dejan su auto.
Diferentes países han adoptado posiciones distintas hacia la cienciología. El gobierno de los Estados Unidos considera a la cienciología una religión protegida bajo la Primera Enmienda de su constitución. Países europeos han considerado a la cienciología una secta potencialmente peligrosa y han restringido significativamente sus actividades en diversas ocasiones. El gobierno alemán no la considera una religión sino una organización financiera. Ha sido blanco de críticas de los defensores antisectas y ha provocado controversia por sus llamativas campañas contra la psiquiatría y la medicación psiquiátrica.  De los muchos nuevos movimientos religiosos que surgieron durante el siglo XX, la cienciología ha sido uno de los más controvertidos desde prácticamente su fundación. La Iglesia de la Cienciología ha entrado en conflicto con los gobiernos de varios países (incluyendo los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Bélgica y Alemania) en numerosas ocasiones a lo largo de los años, y ha sido denunciada por estafa e intento de infiltrar las instituciones públicas repetidamente (en Bélgica, Alemania y Francia).
En la serie de televisión Seinfeld, en el capítulo «The Parking Garage», una mujer muy gentilmente ayuda a los personajes a buscar su automóvil perdido montándolos en su vehículo. Momentos después la mujer furiosa los expulsa de su auto porque George hizo un comentario contra L. Ronald Hubbard, a lo que Jerry responde: «Estos cienciólogos son muy sensibles».
Esta ira de los cienciólogos quizá la recuerde Leila cuando el tipo que le hacia la prueba le encrespó sin hacerle caso a su narrativa de haber perdido el coche: “¡Esto es ciencia, la verdadera ciencia!” e ignoró su pregunta sobre la presión sanguínea…  Sí, hay quizá varias trampas, desde el diseño funcional de los estacionamientos para que mujeres sensitivas pierdan su coche, hasta las pruebas de estrés o vender mugrientos hotdogs en los estadios donde no es posible comer una sopa de verduras.  Y a lo mejor son trampas para obtener dinero: vender un hot dog es negocio, lo mismo que hacer pruebas de tensión citadina, o a lo mejor inventar religiones: Lloyd Arthur Eshbach, escritor de ciencia ficción y colega de Hubbard, cuenta en su autobiografía que Hubbard le dijo, en 1949: “Me gustaría comenzar una religión. ¡Ahí es donde está el dinero!”.

lunes, 7 de noviembre de 2011

El olvido por inercia

El olvido por inercia
Por Francisco Mundo
A propósito de un artículo de Leila Macor “El olvido por decreto”.
Leila macor es genial, y lo es por la osadía y la ironía con la que se refiere a cosas que resultan anacrónicas cuando pretenden ser formales y/o institucionales.  Dice que “Olvidar algo a la fuerza es una pretensión tan absurda. Como si te quisieran convencer de que no tienes hambre mientras sientes tronar tu estómago”. Y es verdad, pedir algo inaudito y evidente de no notar y que se actúe como si nada pasara, es más que algo absurdo, es irrazonable o inadmisible.  “Como cuando un ginecólogo se te acerca con un pinza del tamaño de una tijera de podar y te dice “no te asustes”.  Es difícil evitar poner la atención ante lo evidente, ante lo inmenso a la vista o la atención.  Cuando un país está dentro de una crisis económica nefasta basta pedirle  en la televisión a la población que no pierda la esperanza y la fe en los destinos de la nación, para que la crisis se derrita en la nada.  Basta decirle a millones de pobres que el país está saliendo adelante y que la pobreza va perdiendo terreno para que la miseria se esfume en el más allá.
Leila dice que lo que necesita el instinto es enviar una contra orden para que se active en el pensamiento la reacción opuesta.  A veces esa contraorden es como un teatro: baste decir una fantasía para que se le perdone al actor tal incróspita acción porque al fin y al cabo es un teatro, ¿o no?  Un político le basta ponerse frente a la cámara de TV para que se le perdone, comprenda y justifique su discurso lleno de fantasías que a él le parecen como realidades, realidades o no pero que el público debe tomar como tangibles.
“El Olvido es un bichito desobediente, que germina si le da la gana, se reproduce por generación espontánea, se instala donde se le antoja y muere cuando lo mencionan.”  Y Leila acierta otra vez: el olvido puede crearse  por decreto, pero no de esa única manera: en México se puede crear por inercia.  Los desfalcos más grandes, los hechos más vergonzosos, los fraudes más escandalosos de la política y del gobierno pueden ser borrados no solo por decreto, sino por solo dejar pasar la inercia del tiempo.  Se olvidan solos. O quizá sea que la gente no tiene memoria de la historia, de las emociones, del devenir todo….
Ya no se habla, no se menciona, no se recuerda en las calles, en los taxis, en la radio y menos en la TV el caso de Díaz Serrano en Pemex, tampoco el del Negro Durazo durante el sexenio de López Portillo,  el del hermano de Carlos Salinas, ex presidente, al frente de Conasupo,  el de Chavarría, ex director de Pemex también que hizo un inaudito robo a la empresa paraestatal y huyó impunemente a sur América convirtiéndose ahí en empresario respetable, el del ex gobernador Bejarano en Morelos que escapó –con la misma impunidad- de la cárcel y huyó al Caribe acusado de fraude;  tampoco se dice nada –y eso que no ha pasado tanto tiempo- de Marín en Puebla con las pruebas claras e irrefutables de su criminalidad; se ha olvidado el caso del ex gobernador Villanueva en Yucatán cuando se le encontraron pruebas de su relación con el crimen organizado; se ha puesto en el olvido el caso de ex regente del DF que huyó a Guatemala y fue detenido; ya no se habla de La Quina ni de su allegado Barragán cuando se les puso en la cárcel y se les destituyó de la Senaduría y su encumbramiento en Pemex; no se dice nada de las sospechas del gobernador de Morelos con el narcotráfico….
De tal manera que no hace falta, en estos casos y en este país,  que se decrete el olvido de lo más ignominioso e inaudito en la política mexicana, basta con dejar pasar el tiempo, con pedirle a los encargados de prensa, radio y TV que no hablen más, que haga caso omiso de las ideas al respecto y es suficiente para que las cosas grandes y los hechos insólitos se diluyan como la sal en el agua: están ahí, en la historia pero no se les ve nada.
Este método de la inercia ha tenido resultado, pues todos los casos mencionados se esfuman de la realidad para quedarse en un registro de archivo que no se abre, que está ahí en un buzón de correo electrónico de la nación que se pierde como un forward indeseado, al que no se le pone interés, que no se le borra pero tampoco se le agrieta para que salgan los humos de la quemazón.  Sin embargo, leila puede tener razón una vez más: les puede dar una idea nueva a la política mexicana: decretar que las cosas incómodas se olviden por inercia, cosa que no se decía por no comprometer, pero que ahora se puede ser innovador.  El caso más nuevo es el de las pasadas elecciones cuyas irregularidades jamás fueron mencionadas ni contestadas ni mucho menos aclaradas.  El decreto –más o menos oculto, pues es mucho descaro decirlo abiertamente- puede ahora funcionar para que los robos a Pemex, las cosas turbias en el Consejo electoral, en CFE, en la desaparición de sindicatos nacionales (eso sí, por claro y abierto decreto) sea oficial, los manejos de fondos de pensión, los subsidios a las quiebras empresariales privadas, las privatizaciones adjudicadas a terceras personas, la quiebra de empresas fraudulentas como Havre, casas de bolsa o los manejos de Banca Serfín de narco lavado (alguien se acuerda de todo ello?), sean por fin decretados como justificados, explicados y archivados en el olvido, que se pierdan los expedientes con toda razón amparados en el Decreto.
Leila es una escritora genial: lo decía porque es como la pitonisa que sabe ver el futuro: cuando haya que traer a la memoria uno de todos esos hechos mencionados, entonces el recuerdo “corre aterrorizado a ocultarse bajo la cama, aferrándose como una garrapata al recuerdo que se niega a destruir.”