miércoles, 16 de noviembre de 2011

“Ahí es donde está el dinero!”

“Ahí es donde está el dinero!”
Por Francisco Mundo
A propósito de un artículo de Leila Macor “Cómo superar una prueba de estrés”
Algunos norteamericanos suelen tener la fina costumbre de poner trampas a quienes visitan su país.  Una de esas trampas se llama estadios, donde se ve un partido de beisbol con un “exquisito mugriento hotdog”.  Pero para mujeres despistadas que no llegan a recordar ni siquiera donde dejaron su automóvil, un estacionamiento de estadio es un lugar perfecto para perderlo entre tanto cajón para los autos visitantes.  Una mujer despistada no es una pecadora, no es tampoco delictiva, es solo una diferencia que coquetea mucho con la genialidad no reconocida.  Una mujer que recuerda todo el tiempo dónde deja las llaves, que cuentas tiene que pagar con fechas precisas, la que recuerda el número de su seguro social con toda exactitud y sin titubear, la fecha de cumpleaños de todas sus amigas, quien recuerda en que número de cajón del estacionamiento dejó el auto, en cual parte del inmenso estadio se quedó su auto sin perderlo, no digamos que sea una mujer de virtudes, solo que tiene mucha atención, detalle y espacio sin usar en su cerebro para acordarse de cosas como esa, y las que no lo hacen simplemente se encargan de otras ocupaciones quizá más trascendentes…
Leila dice que “A la gente que no se pierde le es imposible entender que perderse consiste precisamente en que nada resulte familiar”, y si, quienes se acuerdan de todo en los lugares o estadios deportivos a los que van, les parece una desventaja o incapacidad como de minusválidos o discapacitados que no tengan la memoria ni la atención suficiente para acordarse de toda parte cuando dejan su auto en el estacionamiento, como si la norma oficial fuera pensar y decirse a sí misma: “Debo recordar que dejé el auto frente al árbol con 579 ramas color marrón, a un lado de la caseta telefónica y junto a un chevrolet modelo 72”, cuando en cambio está pensando quizá en su siguiente artículo periodístico: no fijarse en detalles no es una minusvalía, es solo ocupar el cerebro en cosas diferentes, aunque el auto no se encuentre a la salida. ¿Entonces qué es lo que resulta familiar? Quizá lo más valioso que son los propios pensamientos.  Quizá las mujeres que los rememoran con frecuencia sean más sensitivas a las evocaciones.
Uno de los resultados a esa genialidad no reconocida por parte de la gente es obviamente la impaciencia, la intolerancia, la recriminación.  Leila hizo muy bien en obedecer a sus amigos cuando le pidieron abandonar la búsqueda del auto y mejor que ella sola lo buscara después.  Las intolerancias obtusas generalmente es mejor pasarlas solas, no con jueces espontáneos.
Pero las trampas no terminan ahí.  Quizá hayan construido estacionamientos para que ciertas mujeres lleguen a perder el auto y luego en las calles de una ciudad como LA se encuentre a un tipo que le ofrezca una prueba gratuita para ubicar su nivel de estrés.  Ciudades como esa es fácil que la gente tengas sus niveles elevados, así que el mercado de pacientes potenciales es una estrategia con mucha posibilidad de éxito, pues después de que comprueben que el estrés existe, les puedan vender el remedio con sus técnicas y costos elevados.
Quizá esa sea una muestra de la táctica de una religión comercial como la cienciología. Esta es un sistema de creencias y enseñanzas cuyo fundador, como dice Leila, fue L. Ron Hubbard inicialmente propuesta como una filosofía laica en 1952 pero al año siguiente promulgada como una “filosofía religiosa aplicada”.  La cienciología es considerada como una organización espiritual con objetivo económico, que ofrece cursos de mejoramiento personal y autoayuda a precios generalmente altos para personas que precisamente puedan pagarlos.  A quien no puede hacerlo, les ponen una trampa: son invitadas a formar parte del personal de la organización, donde se les entregan los cursos de manera gratuita a cambio de trabajo y la firma de un contrato que indica que si desean retirarse como parte del personal de la cienciología, deberán pagar el valor de los cursos que tomaron de manera gratuita o serán desterrados de la organización.
En Francia es considerada secta absoluta y se le ha negado el estatus de religión. En Bélgica se la considera una organización potencialmente peligrosa, investigada por las autoridades y los tribunales. Los tribunales de Suiza han dictado varias sentencias que niegan su carácter de religión y la califican como meramente comercial. En España, el Tribunal Supremo rechazó su derecho a inscribirse en el Registro de Entidades Religiosas.  La Iglesia de la Cienciología ha gastado grandes cantidades de tiempo, esfuerzo y recursos en una ambiciosa campaña de relaciones públicas para proclamar al mundo que la cienciología es una religión genuina.  Sin embargo, el saldo de su historia desde 1952 ha sido de pleitos, juicios, altibajos y comercialización, inestabilidades internacionales y aceptaciones parciales.
Según la doctrina de la cienciología, Xenu (llamado también Xemu) era el dictador de la Confederación Galáctica, que hace 75 millones de años trajo miles de millones de personas a la Tierra en naves espaciales parecidas a aviones DC-8. Después los desembarcó alrededor de volcanes y los aniquiló con bombas de hidrógeno. Sus almas se juntaron en grupos y se pegaron a los cuerpos de los vivos, y aún siguen creando caos y estragos.  Los cienciólogos llaman a esto "El Incidente II", y las memorias traumáticas se asocian a éstos como la "Pared de Fuego" o "La implantación de R6". La historia de Xenu es una pequeña parte de la gran gama de creencias de la cienciología sobre civilizaciones extraterrestres y sus intervenciones en acontecimientos terrenales, en conjunto descritos como una obra de ciencia ficción sobre los viajes en el espacio por L. Ron Hubbard, quien a lo mejor no supo donde dejó (como Leila su coche) su papel de escritor de ficción y dónde iniciaba el de sacerdote religioso.
Actualmente la cienciología incluye centros de tratamiento contra la drogadicción (Narconon), programas de rehabilitación de delincuentes (Criminon), actividades para reformar el campo de la salud mental (Comisión de Ciudadanos para los Derechos Humanos), proyectos para implantar métodos educativos factibles y efectivos en las escuelas (Applied Scholastics), una campaña para devolver los valores morales a la vida (The Way to Happiness), una organización para educar y ayudar a los negocios a triunfar (World Institute of Scientology Enterprises o WISE) y una cruzada dirigida a los líderes mundiales así como al público en general para poner en práctica el documento de la ONU de 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos.  También se coloca en las calles de Hollywood para darles prueba de estrés a mujeres que no saben donde dejan su auto.
Diferentes países han adoptado posiciones distintas hacia la cienciología. El gobierno de los Estados Unidos considera a la cienciología una religión protegida bajo la Primera Enmienda de su constitución. Países europeos han considerado a la cienciología una secta potencialmente peligrosa y han restringido significativamente sus actividades en diversas ocasiones. El gobierno alemán no la considera una religión sino una organización financiera. Ha sido blanco de críticas de los defensores antisectas y ha provocado controversia por sus llamativas campañas contra la psiquiatría y la medicación psiquiátrica.  De los muchos nuevos movimientos religiosos que surgieron durante el siglo XX, la cienciología ha sido uno de los más controvertidos desde prácticamente su fundación. La Iglesia de la Cienciología ha entrado en conflicto con los gobiernos de varios países (incluyendo los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Bélgica y Alemania) en numerosas ocasiones a lo largo de los años, y ha sido denunciada por estafa e intento de infiltrar las instituciones públicas repetidamente (en Bélgica, Alemania y Francia).
En la serie de televisión Seinfeld, en el capítulo «The Parking Garage», una mujer muy gentilmente ayuda a los personajes a buscar su automóvil perdido montándolos en su vehículo. Momentos después la mujer furiosa los expulsa de su auto porque George hizo un comentario contra L. Ronald Hubbard, a lo que Jerry responde: «Estos cienciólogos son muy sensibles».
Esta ira de los cienciólogos quizá la recuerde Leila cuando el tipo que le hacia la prueba le encrespó sin hacerle caso a su narrativa de haber perdido el coche: “¡Esto es ciencia, la verdadera ciencia!” e ignoró su pregunta sobre la presión sanguínea…  Sí, hay quizá varias trampas, desde el diseño funcional de los estacionamientos para que mujeres sensitivas pierdan su coche, hasta las pruebas de estrés o vender mugrientos hotdogs en los estadios donde no es posible comer una sopa de verduras.  Y a lo mejor son trampas para obtener dinero: vender un hot dog es negocio, lo mismo que hacer pruebas de tensión citadina, o a lo mejor inventar religiones: Lloyd Arthur Eshbach, escritor de ciencia ficción y colega de Hubbard, cuenta en su autobiografía que Hubbard le dijo, en 1949: “Me gustaría comenzar una religión. ¡Ahí es donde está el dinero!”.

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