sábado, 29 de octubre de 2011

De pusilánimes y otras rarezas de la historia.

De pusilánimes y otras rarezas de la historia.
Por Francisco Mundo
Con el pretexto de las cosas grandes de Leila Macor.

Leila en su blog "Escribir para qué" dice que el DRAE señala como un pusilánime a aquél  “falto de ánimo o valor para tolerar las desgracias o para intentar cosas grandes”.  Sin embargo, ella tiene razón en decir que en nuestro español cotidiano el término se a veces se usa de forma peyorativa, despectiva.  Yo agregaría que como envoltura de grosería fina.  No es una palabra que usemos mucho y en México al menos se utilizan otras más palabras para insultar o para decir a alguien que le faltan pantalones para lograr algo grande y valioso. Pese a ello, la historia está llena de pusilánimes: Hitler quizá se haya ganado el término aunque mucha gente en la Alemania entre 1933-1941 le haya considerado un gran líder no de esos años sino de toda la historia del país; Pizarro, conquistador español del sur de América masacró invadió arteramente a pueblos de la forma más ignominiosa lo mismo que su colega en México Hernán Cortés, y fueron premiados por el Imperio con creces; Gengis Khan invadió y dominó grandes extensiones en Asia y no de una forma caballerosa y gentil sino con métodos que bien podrían llamarse pusilánimes; los ejércitos egipcios cuando invadieron el norte del medio oriente les cortaban las manos  a los sirios; los soldados norteamericanos en Vietnam no hicieron cosas lindas con las mujeres y niños norvietnamitas; durante la Guerra de los Treinta años los europeos no se comportaron como caballeros con sus vecinos, sino hicieron de la guerra un auténtico terror; los jueces católicos de la Santa Inquisición condenaron y procesaron con infamia a muchos inocentes víctimas de sus prejuicios que se volvieron pruebas de sus abusos religiosos; los Zares en Rusia lograron un Imperio no con métodos ortodoxos sino con sangre y sujeción del pueblo; quienes excomulgaron a Galileo por propugnar la ciencia bien pudieron ser unos pusilánimes de su época; ¿el cobarde que provocó la derrota de los espartanos en el Paso de los Termópilas acaso no fue un pusilánime o fueron los persas?
Leila cita que es también el que no tolera las desgracias.  Quizá el DRAE sea un diccionario que no se quiere comprometer con la historia ni con las connotaciones socio lingüísticas, con las formas en que las poblaciones de habla hispana en todos los países que la hablan usen los términos para definir a sus líderes y protagonistas de la historia o del presente.  Quizá sea tan ambiguo a veces a propósito, con el loable mérito de cumplir con el desarrollo del lenguaje pero no con los usos que de él se hagan.  Tampoco define los términos que usa para definir otros términos, dice “una cosa grande” pero con demasiada ambigüedad para que entendamos qué es esa cosa grande, si una conquista de Polonia por los Alemanes en la Segunda Guerra, (por lo cual los nazis ya no serían pusilánimes sino héroes como cuando los norteamericanos invaden Afganistán o cuando llegaron  a Granada), algunos primeros ministros de Inglaterra no serían pusilánimes pues intentaron y lograron dominar a India hasta que Gandhi se les puso a las patadas y sin zapatos.
Una cosa grande puede ser un genocidio, inventar la vacuna contra el SIDA, desarrollar un medicamento que evite el cáncer, consolidar proyectos mineros en el sur de América aunque ello conlleve destruir el medio ambiente y los recursos naturales del cual dependen muchos habitantes de la zona, construir un tren que cruce de océano a océano en el cono sur o uno que llegue a Siberia, o un conducto que lleve gas o petróleo desde ahí hasta Europa, lograr desforestar toda la zona del amazonas para convertirla en tierra de cultivo privada, lograr que el FMI logre préstamos en todos los países occidentales y que ello le permita dictar las políticas monetarias y de desarrollo a los países tercer mundistas, que se señale a gente del Vaticano cuando Hitler les visitó y estuvieron de acuerdo en sus acciones en Europa, que Fleming inventara la penicilina o Edison el fonógrafo o la bombilla eléctrica o Benz el automóvil, grande es la odisea genocida de que gente oscura haya asesinado a los Kennedy, a Martin Luther King, que los nazis hayan matado a Judíos en los campos de concentración o que después los judíos hagan lo mismo con sus vecinos… las “cosas grandes” tienen historia, quienes no se han atrevido a realizarlas entonces son pusilánimes y que el lector califique quienes lo son de acuerdo a nuestra lista de las cosas grande que han ocurrido en ese devenir.
Leila escribe sobre los pusilánimes y sobre quienes no lo son quizá por esa ambigüedad lingüística que debe ser rebasada por nuestra memoria histórica y sentido de lo que es justicia o lo que es la ignominia… quizá haya que reformar el término, quizá ampliarlo… sin embargo, la historia puede estar llena de pusilánimes, solo falta reconocerlos y darles su premio o su castigo.  La memoria histórica de las generaciones que siguen quizá sean las encargadas de tan pusilánime labor.

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