sábado, 23 de julio de 2011

Cementerios y difuntos

Los difuntos.

Por Francisco Solórzano

La reja muy ancha no solo para que quepa la caja del difunto, sino todos que tras él van…para que quepan los recuerdos.  “Postraos que aquí la eternidad empieza,  y es polvo aquí la mundanal grandeza”.  Hay que postrarse en sumisión e impotencia ante lo que la cultura ha convertido en infinito, oculto y misterioso, donde la vida terrenal es poco al lado de la paz del cementerio.  ¿Por eso son tal vez tan silenciosos y quietos?  ¿Para dejar descansar a quienes hicieron y deshicieron y ahora murmuran entre sí las pasiones y devenires de su tangible vida?  Polvo es ahora el cuerpo que caminó, habló y realizó, que si una vez fue grande, esa magnificencia solo queda en sus obras.  Tal solemnidad de la que solo se recuerda una vez al año, pero que tal luto callado y melancólico se vuelve sátira, calavera de dulce, rimas y versos sobre los vivos, la catrina de Pozada y su pulquería, los revolucionarios, donde la tristeza se vuelve fiesta, hay que festejar a quien vivió. 

Y es el cementerio el lugar de tal festejo; ahí se saludan y encuentran amigos, donde las flores inundan lápidas, se encienden velas y se rezan susurros, donde la riqueza no es polvo sino panteón de rico con adornos de mármol, altares, rejillas de acero, figuras talladas, casitas, cruces adornadas; y los pobres solo tierra, un nombre tallado, una cruz de tubería o de plano la tumba vacía.  Los olvidados, sin limpieza, sin flores, sin luces, sin arreglos, sin visitantes, sin recuerdos, que es peor… 

Si se camina entre pasillos de cementerio, o entre las propias tumbas pues ya no hay espacio para pasillos, se ven a los muertos callados pero más  a los vivos que les hablan vía la eternidad con líneas que no están ocupadas, con tono en comunicación a monólogo.  Panteón vacío en el año y muy lleno hoy, lleno no de gente sino de recuerdos, recuerdos, recuerdos… pero, ¿Será que “toda la historia de nuestro mundo no sea sino una diminuta fracción de latido de un Universo eternamente pulsátil, y quizá, entonces, lo que será ya haya sido y lo que fue está por venir”?

Noviembre 2 1985.

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