sábado, 23 de julio de 2011

La espalda

La espalda, esa parte olvidada de nuestro cuerpo.-

Por Francisco Mundo.

Nuestras actividades cotidianas, trabajo en casa o fuera de ella, la postura al sentarnos y caminar, las posturas al dormir, la gravedad que jala hacia abajo nuestro cuerpo, la resistencia del suelo hacia la misma, el sostener cualquier peso, el hacer abdominales incorrectos levantando la espalda hacia delante, son formas indiscriminadas de maltratar nuestra espalda que resiente todas esas agresiones respondiendo con dolores concientes o inconscientes, perceptibles y no, que pueden padecerse diariamente o llegar a extremos graves como los conocidos “torzones”, dolores ciáticos, contracturas en la zona de la nuca o a media espalda, en las primeras lumbares.

Las consecuencias físicas que repercuten en todo el organismo son diversas y una de las más graves a largo plazo es que nos acostumbremos a ellas consintiéndolas, pensando que son normales o que nuestra actitud hacia ellas sea el de tolerarlas poniéndonos en una actitud de indiferencia, de minimizar su existencia en nuestra espalda y de ponernos en una inercia de acción que es la de soportar esa gama de dolores y padecimientos.

La espalda es la parte más olvidada de nuestro cuerpo en atención a sus cuidados, en su constitución, en su estética, en su tono muscular, en la correcta posición de sus huesos y olvidando que ahí precisamente se encuentra la médula espinal, parte fundamental y crítica del funcionamiento nervioso de todo el cuerpo que coordina y repercute en los demás sistemas y órganos.  Huesos y nervios (vértebras y filamentos que de ellas se desprenden hacia todas las glándulas músculos tanto lisos como estriados) se encuentran ahí en funciones fundamentales de nuestra locomoción, respuesta al medio ambiente, al dolor y funcionamiento orgánico.

La espalda requiere (y merece) de un mantenimiento diario pues diariamente nos sirve y permite caminar, sentarnos, trabajar, tener una postura erguida.  Resulta de crasa justicia retribuirle de nuestra parte un descanso y reconstitución bajo la forma de separar sus vértebras, es decir, incrementar sus espacios intervertebrales para que los nervios que por ahí cruzan tengan movimientos peristálticos adecuados y contribuyan a su vez a que esos órganos y músculos funcionen adecuadamente; bajo la forma de tonificar los músculos que rodean y están paralelos a la columna vertebral para que las cuatro curvas naturales de la espalda se mantengan en armonía y buena proporción evitando la tendencia a la cifosis, lordosis y escoliosis.

Es pues este merecimiento justo y adecuado lo que requiere de nuestra parte acordarnos de ella diariamente al final de su trabajo por nosotros, retribuirle sus servicios importantes y fundamentales.  La forma de pagarle y ayudarle a mantener su salud, forma y funcionamiento es la de tonificarla, separar sus espacios entre vértebras y moverla en formas correctas al estar de pie, sentados o acostados, no forzarla y no usarla para levantar pesos o flexionarla para agacharnos como tampoco levantarla en abdominales incorrectos.


Las cuatro formas principales de agresión a la espalda.-

Existen varias formas de agredir o maltratar a la espalda como las que se mencionaron, pero las cuatro principales a las que hay que observar y atender son:

1)      La tracción constante de la gravedad.-  Es aquella que empuja hacia abajo nuestro cuerpo pero que es resentida mayormente por la columna vertebral cerrando los espacios entre vértebras, la que además jala nuestra circulación sanguínea hacia abajo forzando al corazón a regresar toda la sangre de las extremidades inferiores hacia arriba.
2)      La postura incorrecta.- Aquella que inconscientemente guardamos todos los días al estar de pie, caminar, sentarnos y trabajar, además de al dormir.
3)      El sostenimiento del peso.-  Cargar objetos diversos que varían en peso que forzan aún mas nuestra espalda hacia abajo y que dañan los huesos y sus tejidos sinoviales, además de que para cargar también se requiere de una postura adecuada y no debe de resentirse en la espalda sino en las piernas.
4)      Resistencia del suelo.- El suelo se contrapone a la fuerza de gravedad contribuyendo así a que los espacios intervertebrales se cierren, formando dos fuerzas contrarias, opuestas en dirección que ponen a nuestra espalda en medio de ellas, resistiendo las agresiones.

Muchas de las posturas que adoptamos son inconscientemente incorrectas y nos obligan a gastar energía porque nos impulsan  a contrarrestar la tracción constante de la gravedad, la cual es inevitable y ha acompañado al hombre desde siempre en su vida desde que inició su posición bípeda, sin embargo, sumado a ella, la postura defectuosa nos hace gastar energía con más rapidez todavía al desplazar el centro de gravedad de nuestro cuerpo (que se encuentra pocos centímetros debajo del ombligo) a un punto menos equilibrado.  Las articulaciones todas de nuestra espalda son sometidas así a esfuerzos anormales  en cada ocasión que hacemos un movimiento y los músculos que las sostienen y que se mueven paralelamente a ellas padecen espasmos anormales con el fin de lograr equilibrar su cuerpo.  Una postura correcta conserva nuestra energía y evita ese desgaste innecesario de huesos y músculos, además de que ayuda a evitar los cuatro efectos mencionados.

La gravedad no se puede evitar, por supuesto.  En la historia del hombre desde que camina en sus dos pies, su esfuerzo contra ella le ha permitido desarrollar su cuerpo, tonificarlo y asir objetos al tener las manos libres, desarrollar músculos de las piernas y cadera.  El yoga tiene una alternativa para  contrarrestar sus efectos dañinos hasta grados satisfactorios, a través de posturas adecuadas y ejercicios que tonifiquen los músculos de la espalda sumado a posturas correctas que nos los forzen innecesariamente.

Los ejercicios del yoga para la espalda y los estiramientos le ayudan en todo sentido a su salud.  Debe pensarlos como la única alternativa pero acompañados siempre de adoptar posturas correctas de su cuerpo, evitar el levantamiento de pesos con la espalda, sentarse en forma correcta y sobre todo tender a estar conciente de que debe adoptar esas posturas siempre y no solo cuando se acuerde, no olvidar a su espalda por las actividades cotidianas.  También debe olvidarse de levantar pesas en gimnasio o en su casa para mejorar su espalda, hacer abdominales clásicos como dañinos que consisten en levantarla hacia delante con el objeto de endurecer el vientre y todas esas costumbres incorrectas que cotidianamente hacemos que tienen un resultado agresivo contra la espalda y los huesos, nervios y músculos que en ella se encuentran.

1 comentario:

  1. Muy cierto! Debemos seguir estas sugerencias y no estaremos lamentando los terribles dolores cuando ya todo es tarde.

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